Hablábamos en la entrada anterior de la Autoestima (espero se hayan dado la oportunidad de ver el maravilloso video de “Las fichas de Poker”), y comentamos entre otras cosas, lo importante que es transmitirles a nuestros hijos esa confianza y seguridad en ellos mismos.
Pero no todo es tan fácil como parece, y hace poco alguien me preguntaba: ¿Qué pasa con aquellas personas que afirman querer “incondicionalmente” a su hij@, y haber “superado” las barreras que supone la discapacidad, pero su diálogo refleja una lucha constante contra todo lo que implica el Síndrome de Down? Una búsqueda incansable para cambiar lo inevitable, o una justificación tras otra, para esconder su falta de aceptación.
Estas personas pueden conseguir una buena Autoestima en sus hijos?
Esto es una realidad que no podemos negar. Cuántas veces no escuchamos o leemos a esos padres que (sin menospreciar el gran amor que tienen por sus hijos), te platican dos o tres maravillas de su desempeño, pero SIEMPRE detrás, viene el inconveniente, la duda, la queja, la alegría a medias, la comparación; muchas veces disfrazadas de fortaleza o de valoración, pero encubriendo más bien una resignación con la que apenas pueden; más que una auténtica ACEPTACIÓN.
Personalmente Yo creo que estos padres han aceptado a sus hijos, pero aún no acaban de aceptar al Síndrome de Down; y como lo dije: ¡el paquete viene completo!
Yo no digo que esté mal el querer darles una mejor calidad de vida (como a cualquier hijo), el buscarles las mayores oportunidades de desarrollo y el más grande apoyo emocional; pero cuando esto se convierte en nuestro
único objetivo; perdemos de vista el
Ser, por enfocarnos en el tener. Queremos que nuestr@ hij@
tenga el mismo trato que todos, que
tenga acceso a la misma educación, que
tenga derechos como los demás,
que tenga, que tenga; y en medio de esta lucha, a veces somos los primeros en perder de vista el principal objetivo:
¡Nuestr@ Hij@! Y queremos cambiar las leyes, cambiar paradigmas, cambiar a la gente, para que l@ acepten como es. Y no pensamos que los primeros que tenemos que cambiar, somos NOSOTROS mismos, y aceptar que nuestr@ hij@ tiene
47 cromosomas, y el querer cambiar a los demás, no le va a quitar uno solo, no lo va a hacer mejor persona, ni más feliz! Porque él ya es un Ser maravilloso y feliz; solo necesita que Tú lo quieras ASÍ. Que lo ames con sus rasgos y su trisomía, como amarías al hijo que sacó los ojos cafés y no verdes, al que tiene la nariz grande y no de modelo; y no por eso te pasas la vida corrigiendo y enseñando a los demás a aceptar los ojos obscuros y las narices grades;
aprendes a ver hermosos los ojos cafés y a sacar provecho del perfil griego de tu hijo, hasta que él mismo se siente tan orgulloso de sí mismo que, quién puede contradecirlo??
Piénsalo bien! Quién fue la primera que sintió lástima o se compadeció por él? Quién fue la primera que dudó que iba a poder hablar? Quién fue la primera que pensó que quizá no podría con la escuela? Quién aún duda si su hij@ va a conseguir un empleo o se va a casar??? Túuuuuuuuuu!
Entonces, como queremos que los demás lo entiendan sin más? Todo empieza en Ti, en tu familia y luego en los demás. Ama a tu hij@ como es, con sus ojos claros u obscuros, con su piel morena o blanca, con sus 46 ó 47 cromosomas, y luego enséñalo a amarse con su SÍNDROME de DOWN (como la que tiene el pie grande y ni hablar!) A ti te importa? A él/ella tampoco! Y los demás; verán lo que vean en ustedes, creerán en lo que ustedes creen; si verdaderamente lo sientes, lo TRANSMITES!
Creeme, ahí comienza la autoestima, con la ACEPTACIÓN. Y si ya has aceptado a tu hij@ como es;
ya estás del otro lado! A quién le importa que a los demás no les gusten tus zapatos, si a ti te encantan? Al rato hasta de moda los pones! o no?
Y como esa persona que me preguntó;
pregúntate: ¿Para quién realmente es mi lucha? Para mi hij@ que es hermos@, pur@, empátic@, cariños@, talentos@ y feliz desde que nació, o para Mí, que como los demás; aún no acabo de entenderlo.
Y cuando te respondas; estás list@ para transmitir una buena AUTOESTIMA a tu hij@.