Ya hablamos un poco de lo que puede causar ese cromosoma que no fue invitado (más todo lo que ya habrás leído o escuchado), pero nos faltó algo muy importante: la genética no lo es todo! Así es!! Hay otra parte igual de importante: el CONTEXTO. Y la buena noticia es . . . que aquí sí puedes participar activamente! y cambiar o mejorar muchas cosas.
Está más que demostrado que: “cualquier ser humano puede incrementar sus habilidades en un ambiente enriquecido.” Así que de ahora en adelante, tomaremos en cuenta la genética pero como un punto de partida para mejorar, no para etiquetar.
Y empezaremos por quitarnos esa idea de que nuestr@ hij@ muy probablemente no va a aprender. Claro que lo hará! Quizá se le dificulte a veces procesar cierta información o tarde un poco más en emitir una respuesta, pero si le das la oportunidad (y la confianza!), lo hará!
Y lo hará, porque para eso vas a estar tú (y toda la familia) ahí. Ayudándol@ y alentándol@ en cada reto nuevo que emprenda, para luego soltarl@ y comenzar uno nuevo. Y así, hasta que deje de necesitarte. Pero mientras, tendrás que ser ese puente (junto con todos los que l@ rodean), para que pueda ir creciendo intelectual y emocionalmente.
Y para poder ser ese puente, necesitas primero que nada, tener ” Confianza”. Sí! Porque no le puedes dar seguridad a tu hij@, si tú no la tienes; no le puedes transmitir conocimientos, si no crees que pueda aprender, o enseñar habilidades, si no piensas que vaya a poder. Tienes que estar convencid@ primero que nada, tú, de la capacidad de tu hij@ para aprender.
Esta confianza muchas veces tarda en darse, o creemos tenerla pero nos autosaboteamos, porque los prejuicios y paradigmas que traemos, son más fuertes y nos siembran la duda. Ante esto, solo te puedo decir, ten paciencia; ya se ganará tu confianza tu hij@. Pero no demores mucho, porque el tiempo es oro, y lo que dejes de hacer ahorita, repercutirá el día de mañana.
Cómo puedes empezar a adquirir esa confianza? Observa a tu hij@! Y date cuenta que desde que nació, no ha dejado de aprender (aprendió a llorar, para decir que tiene hambre, que está incomodo; aprendió a comer, a encontrar el biberón o el dedo; más tarde quizá a voltearse, a enderezarse; a sonreír o a balbucear); que te hace pensar que no va a seguir aprendiendo? Dale una oportunidad, pero sobretodo, dale ¡tu confianza!
Y recuerda,” la diferencia no está tanto en los genes, sino en el contexto que les dio (o les negó) la oportunidad”.